Las patologías mamarias que involucran al volumen de la glándula se pueden dividir en hipertrofias mamarias y gigantomastias.
En estas últimas, el gran volumen de la mama crea un problema muy difícil para sobrellevar una vida medianamente ordenada. Sin una cirugía reparadora, la mujer afectada por esta patología se ve muchas veces imposibilitada para realizar múltiples actividades de la cotidianeidad.
Uno de los aspectos más críticos es el de la vestimenta. Estas mujeres deben sortear múltiples dificultades para desenvolverse en ámbitos sociales, laborales o recreativos.
El otro problema serio tiene que ver con la movilidad y la sobrecarga de peso que repercute en la columna cérvico-dorsal. También puede acarrear otras patologías, como aumentos de probabilidad de enfermedades malignas de la glándula, dermatitis micóticas en la zona del pliegue submamario, sobre todo en la época estival.
Cuando la afectada es una mujer joven en su periodo de lactancia, durante el cual se observa un aumento del volumen habitual de la mama, el problema se agrava.
Muchas veces debe ser ayudada al amamantar, de manera que ella pueda sostener la mama y la otra persona ubicar al bebé en una posición adecuada.
El tejido a resecar consiste en tejido glandular propiamente dicho, tejido adiposo y cutáneo. En las personas jóvenes hay un predominio de tejido glandular. Pero con el tiempo, los cambios hormonales hacen que éste se atrofie y ceda espacio al tejido adiposo, el cual representa la mayor parte del volumen de la mama.
La cirugía se realiza en clínica , bajo anestesia general, y es necesario un día de internación donde los cirujanos se encargaran de tus controles postoperatorios.
El resultado de la reducción es observable desde el primer minuto postoperatorio, pero debe pasar al menos un mes hasta que los resultados estéticos sean apreciables.